martes, 24 de julio de 2007

El móvil viaja en tren

Un tren Talgo de esos que fueron emblema de la potencia industrial del franquismo -rojiplateados, de perfiles suaves, bautizados con advocaciones marianas-, uno de aquellos primeros convoyes rápidos hoy casi en extinción, es el protagonista de la foto ganadora en Madrid de un concurso organizado por Renfe en los 11 núcleos de Cercanías del país y fallado el 29 de mayo pasado. Desde febrero el certamen pidió el envío de la mejor foto que hablara de trenes, de ciudad, de los objetos y seres inanimados que habitan con nosotros bajo el amplio tema de Naturaleza urbana.

El Talgo en cuestión es una especie de fantasma que vaga por la estación de Chamartín bajo un cielo crepuscular y evocador cruzado por catenarias. El que capturó ese vestigio del pasado ferroviario (los ojos de buey del Talgo primero no se ven desde hace un año en la estación del Norte de Madrid) se llama Rafael Sánchez. De 43 años, este madrileño cumplió el pasado miércoles 24 años de empleado en Renfe (ahora es factor de circulación de Adif, empresa desgajada de la operadora que gestiona sus infraestructuras) y lo suyo con los trenes viene aún de más lejos. Su padre es ferroviario y su madre, que ya murió, también lo era. Y los dos abuelos. La sangre de Sánchez pudiera ser puro diésel que circula por caminos de hierro.

Lógico que tuviera posibilidades de ganar porque, como dice él, "voy todo el día fotografiando con el móvil lo que me gusta". Y lo que le gusta, lo que ha mamado, son los trenes. La estampa que se ha llevado el primer premio y le ha valido una cámara digital, elegida entre unas 300 recibidas, es un montaje de cuatro fotos (en su ordenador guarda más de 1.000), lo que habla de la otra gran afición de Sánchez, la informática, que combinada con ese ojo entrenado que tiene desde que aparecieron los móviles con cámara han dado este resultado.

Su primer móvil sólo tenía ocho megas de memoria, pero los ha ido renovando hasta el teléfono avanzado que posee ahora y al que ha acoplado una tarjeta de memoria de 1 giga con la que puede almacenar muchas fotos de unos 500 K de peso. En estas condiciones de calidad, el fotógrafo de móvil debe retocar las imágenes para que ganen puntos. El presidente del jurado del concurso, el fotógrafo Pedro Martínez de Albornoz, lo explica: "Estos archivos necesitan de una posproducción mínima, porque la foto que obtienes del móvil es plana, neutra; por eso hay que subir el contraste o tocar un color con el ordenador".

nota original y mas informacion aqui

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