lunes, 23 de julio de 2007

¿Una vida sin móviles?

Este mes habrá 3.000 millones de teléfonos móviles en el mundo. En los países más pobres, los grandes fabricantes lanzan versiones baratas de sus terminales, convirtiendo a la telefonía móvil en la forma más asequible de comunicación. En el primer mundo, los teléfonos inteligentes, con sus decenas de funciones, se convierten en la tendencia. Esto hace que estos dispositivos sirvan para casi todo. Para el trabajo, pero también para la familia. Para comunicarse y para entretenerse... ¿Se imagina la vida sin el móvil?

Todo parece indicar que son pocos los que podrían vivir sin el teléfono móvil. Según un estudio de CCP, compañía aseguradora que también protege del robo o pérdida del móvil, los españoles pasamos el equivalente a un año de nuestra vida laboral colgados del teléfono. El estudio, que analiza el uso que los españoles damos a sus terminales, revela que las mujeres, con dos meses más de llamadas, son más habladoras que los hombres. Además, la media de las llamadas de mayor duración es de 48 minutos y tiene como interlocutor a la pareja. Esta misma compañía realizó otro estudio similar meses atrás. En él, el 43% de los españoles consideraba el móvil como una herramienta de trabajo. Sin embargo, para la mayoría, el 54%, lo veía más como un medio para las relaciones sociales y el entretenimiento.

Pero la importancia que se le da al móvil en la vida actual no es algo exclusivo de los españoles. Otros dos estudios de este mismo mes y realizados en puntos tan lejanos como Estados Unidos y Australia, revelan cómo este aparatito es básico hoy en día. En el país norteamericano el teléfono ha dejado de ser sólo un teléfono. Además de que la mayoría de los estadounidenses prefiere comprar un móvil a un fijo, los usuarios lo usan para otras cosas, tanto o más que para llamar. No se trata sólo de mandar mensajes. El 25% lo ha convertido en su máquina de fotos y el 10% lo ve como la mejor forma para conectarse a Internet.

DEPENDENCIA DEL MÓVIL. Los primeros móviles nacieron pensados para los ejecutivos y como herramienta de trabajo. Después, hubo un tiempo en que se produjo una doble tendencia. Por un lado, una gama orientada al usuario doméstico, que iba añadiendo capacidades multimedia a los terminales. La otra fue potenciar las funciones productivas en los móviles más destinados al mercado profesional. Sin embargo, los últimos modelos de smartphones reúnen ambas: multimedia y productividad. Lo mismo sirven para mandar un mail que como MP3. Como miniordenador de bolsillo o navegador GPS.

En Australia, tantas funciones han tenido sus consecuencias. Un ambicioso estudio de tres años que están realizando varias universidades revela, en sus datos preliminares, resultados de impacto. «Para muchos, la tarea de organizar su vida diaria sería inimaginable sin el móvil», dice uno de los autores. El 90% confiesa que no podría llevar una vida normal sin el teléfono. Los trabajadores, por ejemplo, reconocen que estos dispositivos han aumentado su carga de trabajo pero que, al mismo tiempo, les permite aumentar su productividad.

Para un 54% de los encuestados, el móvil les ha ayudado a conciliar su vida laboral con la personal y familiar. «En vez de fragmentar el tiempo, nuestro estudio sugiere que el uso de teléfonos móviles está fortaleciendo y profundizando las relaciones y construyendo lazos sociales duraderos», dijo Reuter Judy Wajcman, de la Australian National University. La conclusión a la que llegan los investigadores es que «el teléfono móvil es una parte indispensable de la vida australiana». Una conclusión exportable a otros países.

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