La comisaria europea de Sociedad de la Información, Viviane Reding, se ha cansado de esperar que la industria de telecomunicaciones pactase un estándar común para la nueva e inminente revolución del sector: la integración de la televisión con el teléfono móvil. Reding ha decidido resolver el conflicto. Y hoy mismo anunciará su intención de publicar en el Boletín Oficial de la UE la inclusión del DVB-H (Digital Video Broadcasting for Hanhelds) como estándar oficial europeo.
La decisión caerá como una losa sobre las compañías que han desarrollado un estándar alternativo: el DMB respaldado por Sansumg, Panasonic y LG, entre otras, y la tecnología Mediaflo, impulsada por la estadounidense Qualcomm. 'La Comisión no ha elegido al ganador', justifica su veredicto el departamento de Reding. 'Ha sido el mercado, que en Europa ya se ha decantado ampliamente a favor del DVB-H', algo que no comparte Qualcomm, que ha dado la voz de alarma ante la decisión política de la UE que puede dejarle fuera del negocio en Europa. 'La industria no quiere que le impongan nada', critica Fernando De Palacio, director general de Qualcomm España, quien añade que su tecnología fue probada satisfactoriamente por BSkyB en Reino Unido, 'pero nadie se atreve a tomar una decisión hasta que no salga una regulación'.
Lo cierto es que en Europa el mercado de la televisión móvil se encuentra en una etapa embrionaria, como reconoce la propia CE. Mientras en Corea del Sur, país de origen del DMB, un 10% de la población ya puede ver la televisión en su móvil. Sólo en Italia el servicio cuenta ya con una base de clientes significativa, cercana a las 500.000 personas (lo cual representa un índice de penetración de apenas el 1%).
Aún así, la suerte parecía echada a favor del estándar de Nokia y compañía desde que la UE comenzó a financiar los programas para desarrollar y validar los nuevos estándares para retransmisión de vídeo digital (conocidos por sus siglas en inglés DVB). Entre 2002 y 2006, Bruselas destinó 40 millones de euros a un proyecto del que saldría el DVB-H que ahora quiere imponer. Bruselas ansía repetir así el éxito del GSM que a finales de los años 80, gracias al apoyo de la UE, se convirtió en un estándar universalmente usado para la telefonía móvil. Su elección ha permitido a empresas europeas asumir el liderazgo mundial en ese sector.
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