MADRID. Seguro que conoce a alguien a quien, literalmente, se le ha «ahogado» el móvil por un descuido en el lavabo, un mal paso en un charco o por un escurridizo vaso de café. El terminal murió ese aciago día. En los mejores casos revivió tras una intensa exposición al sol o al secador. Como la mayoría no «resucitan», depende del chaparrón, el fabricante japonés Fujitsu comercializa (sólo en Japón por ahora) el modelo FOMA F703i, que es sumergible, aunque «sólo» sea durante treinta minutos y a un metro de profundidad. Con un diseño completamente rectangular y de concha, el teléfono es el más delgado (17,9 milímetros) del mundo en su categoría de acuático. La compañía lanzará otros modelos aún más finos de alrededor de 12 milímetros.
En España aún no hemos llegado a tanto como comercializar móviles «anfibios», aunque puede comprarse algo que al menos se le parece. Se trata del Nokia 5500 Sport, orientado a deportistas melómanos que suden mucho aunque no busquen la fama: el móvil es resistente a las salpicaduras o las empapaduras de sudor. No es sumergible, pero al menos aguanta unas gotas. Vale 265 euros.
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