1- Te complica la vida
El móvil es un aparato que sirve para revisar el correo electrónico, almacenar información y programar nuestra agenda, pero que tiene que estar cuidadosamente sincronizado con otros aparatos que hacen exactamente lo mismo. La diferencia es que lleva una pantalla mucho más pequeña, cutre y llena de mensajes de publicidad.
2- Es carísimo
Salvando las distancias, es como pagar la hipoteca de casa o mantener nuestro coche en buen estado y con el depósito lleno. Y en esto hay que contar el precio de todos los terminales que compramos a lo largo de nuestra vida (aunque estén subvencionados, cuestan dinero), el saldo para las llamadas (aquí está la madre del cordero), conexión a Internet, complementos, reparaciones, descargas de melodías, tunning… A lo tonto, nuestro pequeño amigo nos saca una buena cantidad del dinero que ganamos con el sudor de nuestra frente.
3- Te obligan a firmar un contrato esclavizante
Las operadoras saben mucho de esto. Cada una tarifica como Dios le da a entender. Primero intentas enterarte de cuál es la tarifa que mejor se adapta a ti, y al final acabas adaptándote tú a ella (y eso cuando no deciden subir las tarifas repentinamente y al unísono).
Si te gusta mucho determinado modelo de teléfono, puede pasar que lo venda en exclusiva una operadora distinta a la tuya. Para colmo, algunos terminales están atados a contratos con condiciones especiales, como el iPhone (en Estados Unidos), que exige un contrato de permanencia mínima de dos años con la operadora AT&T y te obliga a registrarte en iTunes (eso de que nos obliguen a algo nunca nos ha gustado un pelo).
4- Te obliga a estar disponible las 24 horas del día
Y si lo apagas, no lo coges o no tienes cobertura tendrás que dar todo tipo de explicaciones. De lo contrario, tu madre, tu suegra o el pesado de tu jefe pueden llamarte en cualquier momento. El móvil apagado, como decía antes, es síntoma de algo malo. Sospecharán que estás tramando algo o te recriminarán que “para qué diablos quieres un móvil si no lo enciendes para que cualquiera pueda llamarte en cualquier momento”. Un círculo vicioso del que, dentro de poco, no nos podremos escapar ni con la típica excusa de que no tenemos cobertura en el metro.
5- La información que genera a veces es desproporcionada y cargante
La fiebre mediática suscitada por el lanzamiento del iPhone es la muestra perfecta de cómo algo tan “mínimamente nuevo“ puede suscitar un interés desproporcionado. Y todo ello por un producto de una industria caracterizada por su conservadurismo y su escasa afición al riesgo. Y eso que no hemos hablado del bombardeo de tonos, politonos, paletos llamando y canciones para el móvil
6- Tienes que recargarlo constantemente
Además del saldo, también tienes que recargar periódicamente la batería. Y, ahora que los teléfonos vienen con todas las funciones imaginables (cámara, música, vídeo, fotos, Wi-Fi, Bluetooth, etc), hay que cargar la batería con mucha más frecuencia.
7- Siempre saben dónde estas
La operadora detecta en que zona está cualquiera que lleve el móvil operativo. De esta forma, nos pueden tener localizados con bastante exactitud. En este punto, los gobiernos podrían entretenerse rastreándonos sin pedir permiso. No importa en qué lugar nos escondamos, con el móvil encendido siempre sabrán dónde estamos.
8- Anima a las personas estúpidas para que se conviertan en amenazas públicas
El punto de interés no está en el debate sobre si hablar por el móvil mientras conducimos debe ser legal o ilegal. La cuestión es que se ha demostrado que llevar el móvil con una mano y conducir con la otra puede ser peligroso. Hay gente capaz de hablar por el móvil, al mismo tiempo fumar y señalizar los cambios de dirección con el otro brazo (¿y con cuál sujeta el volante?).
9- Hay tiendas de accesorios para móviles por todas partes
No entendemos muy bien este penúltimo motivo, pero parece que el redactor del Gadget Lab ha tenido algún trauma con las tiendas que venden accesorios para el teléfono móvil. En sus propias palabras, son “chabolas llenas de mierda” y constituyen una “ofensa para la naturaleza”.
10- Convierte a sus usuarios en seres molestos
Cada vez se escuchan tonos de llamada más horteras y chirriantes. Además, el resto de usuarios del autobús pueden no estar muy interesados en deleitarse con tus gustos musicales o escuchar tus conversaciones privadas. Especialmente si eres de los que usan el manos libres sin auriculares y colocas el volumen del móvil al máximo.
nota original y mas informacion aqui
lunes, 6 de agosto de 2007
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