Después de medio siglo de infructuosos intentos por parte de Estados Unidos para privar de alimentos y dinero al régimen de Castro, la decisión de la administración Obama de permitir a las compañías de telecomunicaciones operar en Cuba es un cambio bienvenido.
Sin embargo, aquellos ansiosos por poner un pie en el país más grande del Caribe deberían conducirse con cuidado. Si bien son prometedoras, las medidas representan una ayuda, y no un avance.
Suponiendo que las autoridades cubanas acompañan, las normas nuevas permitirán a los grupos de telecomunicaciones tender cables submarinos hacia Cuba, firmar acuerdos de roaming con los operadores de telefonía celular cubanos, y ofrecer servicios satelitales de radio y televisión a clientes de la isla.
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domingo, 19 de abril de 2009
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