Durante la reunión anual de la Asociación Profesional de Sociedades del Sueño en Illinois, Estados Unidos, se presentó un estudio en el que se concluía que el uso del celular en exceso perturba el sueño. Para el estudio se dividieron en dos grupos, uno de control (tres hombres y siete mujeres) y uno experimental (tres hombres y ocho mujeres). Al grupo de control se le realizó menos de cinco llamadas diarias y/o envió cinco mensajes de texto al día; mientras tanto el grupo experimental realizó más e 15 llamadas y/o envió 15 mensajes de texto. Luego se planteó a los participantes un cuestionario sobre sus hábitos de sueño y su estilo de vida y al comparar a los sujetos con uso limitado de su celular, los jóvenes que lo usaban de forma excesiva mostraron un estilo de vida descuidado, con mayor consumo de bebidas estimulantes, dificultades para dormir y mayor estrés y fatiga.
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