Dos días antes de que se cumpliera la pena de arresto domiciliario de la disidente birmana y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, la Junta Militar que dirige Myanmar (antigua Birmania) prolongó la condena por otro año. La Junta despreció las numerosas peticiones realizadas por la comunidad internacional para que la pusiera en libertad. La ONU condenó ayer rotundamente la decisión de los militares.
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